jueves, 12 de marzo de 2020

"Raya al medio", de Raúl Martorel


Obra: “Raya al medio”

Calificación: NO SABRÍA QUÉ DECIR
Dramaturgia: Raúl Martorel
Dirección: Andrés Cesáreo
Sala: El Vitral (Rodriguez Peña 344 – CABA), los sábados a las 20:30
Duración: 60 minutos
Elenco: Naanim Timoyko – Alejandro Vitale – Carolina Neifert – Martín Pereira
             
          “Raya al medio” es una liviana comedia picaresca ochentosa que no rescata lo mejor del género.
Hay una capa cómica, Naanim Timoyko, vedette emblemática de fines de los setenta, que con soltura compone a Violeta, la dueña de una peluquería que atraviesa problemas económicos. Vaya uno a saber por qué, y a pesar de dichas dificultades y de que ya son dos las personas encargadas de realizar las coiffiures pertinentes, contratan a una tercera para trabajar en ese local al que no va nadie. ¿Con qué necesidad? No sé. El libro es muy muy raro. La elegida es una rusa a quien desde la dirección parecen haberle marcado que inspire su composición en la nena de Adriana Brodsky en el sketch del  Manosanta y por ende repite varias veces que es muy fea y que no le va a gustar a nadie; rusa quien además, cuando canta, pierde todo acento extranjero (sí, la obra tiene un par de temas cantados, ya avisé que era un texto no habitual). Hay también un peluquero, La Susi (Alejandro Vitale), personaje demasiado afianzado en un muy falso estereotipo antiquísimo pero que bueno, por esas cosas de la magia del teatro, es el que termina generando mayor empatía en el público.
            De todas maneras, ojo que el final sorprende; el “deux ex machina” es un poroto al lado de las decisiones de este dramaturgo. Y risas hay; entre el oficio de Timoyko y el ritmo de Vitale la obra se deja ver y algunas situaciones son graciosas. Como dupla, funcionan bien.
            Como diría un reconocido filósofo, “corta la bocha”: si no esperás un gran texto y tenés la risa fácil y un poco de nostalgia por el humor de los setenta y los ochenta, andá y la vas a pasar moderadamente bien. Y a ver… la presencia de Timoyko no deja de ser un plus interesantísimo, sobre todo si tenés buena memoria; a mí verla me encantó.
           

Alberto Maffía,
para “AM CRÍTICA TEATRAL
contacto: escenateatro73@gmail.com

lunes, 2 de marzo de 2020

"Happiness", de Florencia Lorenzo y Paula Zaurdo


Obra: “Happiness”

Calificación: BUENA
Dramaturgia: Florencia Lorenzo y Paula Zaurdo
Dirección: Nicolás Sorrivas
Sala: El Método Kairós (El Salvador 4530 – CABA), los sábados a las 21:00.
Duración: 50 minutos
Elenco: Florencia Lorenzo y Paula Zaurdo
             
         “Argentina, entre los países donde menos se respetan los derechos laborales en todo el mundo… El estudio considera que aquí el Gobierno y/o las empresas están decididas a acallar la voz de los trabajadores" (fuente. Infobae 1-3-2020). El derecho laboral argentino es claro y el derecho natural, lógico: los seres humanos tienen que comer y descansar. Y acá va lo que para algunos parece ser una novedad… el empleado de cualquier empresa es un ser humano. Las protagonistas de esta historia son Eleonora y Emilia, dos recepcionistas sumidas en la inercia rutinaria del sistema corporativo que encuentran en la nueva cadena de comidas Happiness un recinto libertario. Salir a almorzar será, entonces, una picardía reveladora dentro del estado de opresión y cautiverio que ambas experimentan. 
            El texto de Lorenzo y Zaurdo es indignantemente actual. Dos personas cosificadas por un voraz mundo laboral. El derecho al almuerzo claramente existe pero ellas se lo cuestionan y la empresa sutilmente se los prohíbe: si no se puede salir del edificio para almorzar, se queda en disponibilidad de la empresa, y si se está en disponibilidad no es descanso. Claro como el agua. Ella sueñan con el derecho que ya tienen pero que no saben cómo ejercer. De manera patética ingieren alimentos de sus tristes tuppers mientras a través de la persiana americana de la oficina sueñan con alcanzar el “Happiness” (“Felicidad” en su inglés original); sólo treinta pasos que parecen muy lejanos.
            Eleonora (Paula Zaurdo) y Emilia (Florencia Lorenzo) forman un tándem impresionante. La obra pasa por mil tonos (lo íntimo, lo desaforado, lo lúdico, lo mecanizado, lo sexual, lo ingenuo) y ellas se desenvuelven cómodamente por todos los matices. La presencia de lo físico es casi constante, desde la intensidad asombrosa y los diferentes planos jugados en la puesta hasta lo enervante del teclado y la ira de los deditos.
            Muy interesante resulta ser la dirección de Nicolás Sorrivas, quien consigue contar de forma verosímil una historia muy íntima de manera casi desaforada; no le debe haber sido fácil narrar el camino de los treinta pasos a la felicidad del Happiness con cuerpos saltando desde los escritorios. Y otro acierto que cabe destacarle es la activa forma de mostrar el frente y contrafrente del espacio a lo largo de la obra.
            El vestuario de Candelaria Lorenzo y la escenografía de Magalí Acha se confunden y mimetizan perfectamente en sus colores verdes y naranjas, ayudando a remarcar la idea de que las empleadas casi no son más humanas que los teléfonos, las engrapadoras y los marcadores flúo con los que les toca producir. Uñas, colitas para el pelo y comida de los tupper en composé con todos los objetos; detalle delicado y delicioso. La iluminación de Ricardo Sica es protagónica y ayuda eficazmente a subrayar las diferentes intensidades de una historia dinámica.
            “Happiness” es un cuento cruel, un espejo corrosivo para todos los que marcamos la entrada al trabajo con la lectura de nuestra huella dactilar… Y qué tristeza, por dios pero qué tristeza, me da haberme dado cuenta que hace años, pero años, que no descanso en mi hora de almuerzo.


Alberto Maffía,
para “AM CRÍTICA TEATRAL

contacto: escenateatro73@gmail.com