Obra:
“Happiness”
Calificación:
BUENA
Dramaturgia: Florencia
Lorenzo y Paula Zaurdo
Dirección: Nicolás
Sorrivas
Sala: El Método Kairós
(El Salvador 4530 – CABA), los sábados a las 21:00.
Duración: 50 minutos
Elenco: Florencia Lorenzo y Paula Zaurdo
“Argentina, entre los países donde menos se
respetan los derechos laborales en todo el mundo… El estudio considera que aquí
el Gobierno y/o las empresas están decididas a acallar la voz de los
trabajadores" (fuente. Infobae
1-3-2020). El derecho laboral argentino es claro y el derecho natural,
lógico: los seres humanos tienen que comer y descansar. Y acá va lo que para
algunos parece ser una novedad… el empleado de cualquier empresa es un ser
humano. Las protagonistas de esta historia son Eleonora
y Emilia, dos recepcionistas sumidas en la inercia rutinaria del sistema
corporativo que encuentran en la nueva cadena de comidas Happiness un
recinto libertario. Salir a almorzar será, entonces, una picardía reveladora
dentro del estado de opresión y cautiverio que ambas experimentan.
El texto de Lorenzo y Zaurdo es indignantemente actual.
Dos personas cosificadas por un voraz mundo laboral. El derecho al almuerzo
claramente existe pero ellas se lo cuestionan y la empresa sutilmente se los
prohíbe: si no se puede salir del edificio para almorzar, se queda en
disponibilidad de la empresa, y si se está en disponibilidad no es descanso.
Claro como el agua. Ella sueñan con el derecho que ya tienen pero que no saben
cómo ejercer. De manera patética ingieren alimentos de sus tristes tuppers
mientras a través de la persiana americana de la oficina sueñan con alcanzar el
“Happiness” (“Felicidad” en su inglés original); sólo treinta pasos que parecen
muy lejanos.
Eleonora (Paula Zaurdo) y Emilia (Florencia Lorenzo) forman
un tándem impresionante. La obra pasa por mil tonos (lo íntimo, lo desaforado,
lo lúdico, lo mecanizado, lo sexual, lo ingenuo) y ellas se desenvuelven
cómodamente por todos los matices. La presencia de lo físico es casi constante,
desde la intensidad asombrosa y los diferentes planos jugados en la puesta
hasta lo enervante del teclado y la ira de los deditos.
Muy interesante resulta ser la dirección de Nicolás
Sorrivas, quien consigue contar de forma verosímil una historia muy íntima de
manera casi desaforada; no le debe haber sido fácil narrar el camino de los
treinta pasos a la felicidad del Happiness con cuerpos saltando desde los
escritorios. Y otro acierto que cabe destacarle es la activa forma de mostrar
el frente y contrafrente del espacio a lo largo de la obra.
El vestuario de Candelaria Lorenzo y la escenografía de
Magalí Acha se confunden y mimetizan perfectamente en sus colores verdes y
naranjas, ayudando a remarcar la idea de que las empleadas casi no son más
humanas que los teléfonos, las engrapadoras y los marcadores flúo con los que
les toca producir. Uñas, colitas para el pelo y comida de los tupper en composé
con todos los objetos; detalle delicado y delicioso. La iluminación de Ricardo
Sica es protagónica y ayuda eficazmente a subrayar las diferentes intensidades
de una historia dinámica.
“Happiness” es un cuento cruel, un espejo corrosivo para todos
los que marcamos la entrada al trabajo con la lectura de nuestra huella
dactilar… Y qué tristeza, por dios pero qué tristeza, me da haberme dado cuenta
que hace años, pero años, que no descanso en mi hora de almuerzo.
Alberto Maffía,
para “AM CRÍTICA
TEATRAL”
contacto: escenateatro73@gmail.com
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