Obra: “Verde agua”
Calificación:
BUENA
Autora: Marina
Lamarca
Dirección:
Marina Lamarca
Elenco:
Lili Popovich, Anabella Aizenberg, Ayelén Garaventta, Agusta Bermudez y Sol Agüero.
Sala:
TEATRO BORDER (Godoy Cruz 1838 – CABA),
los sábados a las 20:00hs.
Duración:
80 minutos
Cómo se extrañaba el off… su pasión
es tan pero tan necesaria para el arte, tan curativa para el alma. En cuanto
llegué al Border y me senté en la butaca, mis ojos fueron recibidos por una joyita
escenográfica; sólo poder ver seis cortinas de salamines colgando en escena hizo
que hubiese valido la pena salir de casa. Y esto es sólo el comienzo, “Verde agua” tiene muchísimo más para dar.
Es el día de la conferencia de
prensa más importante en la carrera política de Carlos Almada, el candidato a
gobernador por la provincia de Entre Ríos y dueño del imperio de embutidos más
grande de Argentina. En un show sin precedentes se reúnen, en su tradicional
estancia, las cinco mujeres más importantes de su vida para respaldarlo: su
esposa, su hermana, sus dos hijas y su secretaria. La estrategia es combinar
los imponentes vestidos femeninos con la corbata verde agua del candidato para
que las tapas de los medios sean memorables. En el momento más brillante y
crucial de sus existencias sale a la luz un secreto nefasto del negocio
familiar. Esta revelación será la primera de una serie de sucesos escabrosos
que se irán develando a lo largo de esa tarde en el oscuro sótano familiar.
El texto de Marina Lamarca es
inteligentísimo; nos presenta a cinco mujeres llenas de matices, ninguna es tan
noble, ninguna tan egoísta. Las actrices son una delicia y navegan todos estos
colores interpretativos con fluidez. La potencia de Anabella Aizenberg es
constante, pero los momentos más ricos se aprecian en su enorme mirada, una maravilla
gestual. Ayelén Garaventta juega un rico desborde sutil muy difícil de sostener
y que ella consigue de manera efectiva. Agusta Bermudez brilla en el papel más
patético de la obra, su Mabel da pena por donde la mires. Sol Agüero le mete
sólidamente lujuria, locura y dolor a su Verónica. Como dije, todos los personajes
son muy complejos y lejanos de la unidimensionalidad. Un lujo. Por último, nos
encontramos con la matriarca de la historia interpretada por Lili Popovich. Estas
madrazas deberían ser un género teatral en sí mismo: “obras de matriarcas”, personajes complicados si los hay. La Alicia
de Popovich es superlativa, lo mismo que su actuación. Ama, castiga, cuida,
condena, golpea, justifica, llora, oculta, rompe. Todo mal, todo casi bien. Y nunca se pierde de vista a
la madre, sin importar lo bello o lo horrible que esté haciendo, mamá siempre
está ahí.
Como comenté en la introducción, me
enamoré a primera vista de la escenografía de Magalí Acha. Un diez creativo. Y
es muy interesante la apuesta de vestuario de Oti Bloch; si bien los personajes
se unifican en los vestidos del título, adquieren personalidad propia a través
del calzado.
La dirección de Lamarca es sensible
y eficaz, de a poco nos va introduciendo en una historia de devenir monstruoso,
logrando una foto final impactante y bella; poesía del dolor y del grito
liberado.
Qué lindo haber vuelto al Border y
que haya sido con “Verde agua”.
Alberto
Maffía,
para “AM CRÍTICA TEATRAL”
https://amcriticateatralbaires.blogspot.com
contacto:
escenateatro73@gmail.com
instagram: @amcriticateatral