domingo, 22 de agosto de 2021

"Verde agua", de Marina Lamarca

 Obra: “Verde agua”

Calificación: BUENA

Autora: Marina Lamarca

Dirección: Marina Lamarca

Elenco: Lili Popovich, Anabella Aizenberg, Ayelén Garaventta, Agusta Bermudez y Sol Agüero.

Sala: TEATRO BORDER (Godoy Cruz 1838  – CABA), los sábados a las 20:00hs.

Duración: 80 minutos

 

            Cómo se extrañaba el off… su pasión es tan pero tan necesaria para el arte, tan curativa para el alma. En cuanto llegué al Border y me senté en la butaca, mis ojos fueron recibidos por una joyita escenográfica; sólo poder ver seis cortinas de salamines colgando en escena hizo que hubiese valido la pena salir de casa. Y esto es sólo el comienzo, “Verde agua” tiene muchísimo más para dar.

            Es el día de la conferencia de prensa más importante en la carrera política de Carlos Almada, el candidato a gobernador por la provincia de Entre Ríos y dueño del imperio de embutidos más grande de Argentina. En un show sin precedentes se reúnen, en su tradicional estancia, las cinco mujeres más importantes de su vida para respaldarlo: su esposa, su hermana, sus dos hijas y su secretaria. La estrategia es combinar los imponentes vestidos femeninos con la corbata verde agua del candidato para que las tapas de los medios sean memorables. En el momento más brillante y crucial de sus existencias sale a la luz un secreto nefasto del negocio familiar. Esta revelación será la primera de una serie de sucesos escabrosos que se irán develando a lo largo de esa tarde en el oscuro sótano familiar. 

            El texto de Marina Lamarca es inteligentísimo; nos presenta a cinco mujeres llenas de matices, ninguna es tan noble, ninguna tan egoísta. Las actrices son una delicia y navegan todos estos colores interpretativos con fluidez. La potencia de Anabella Aizenberg es constante, pero los momentos más ricos se aprecian en su enorme mirada, una maravilla gestual. Ayelén Garaventta juega un rico desborde sutil muy difícil de sostener y que ella consigue de manera efectiva. Agusta Bermudez brilla en el papel más patético de la obra, su Mabel da pena por donde la mires. Sol Agüero le mete sólidamente lujuria, locura y dolor a su Verónica. Como dije, todos los personajes son muy complejos y lejanos de la unidimensionalidad. Un lujo. Por último, nos encontramos con la matriarca de la historia interpretada por Lili Popovich. Estas madrazas deberían ser un género teatral en sí mismo: “obras de matriarcas”, personajes complicados si los hay. La Alicia de Popovich es superlativa, lo mismo que su actuación. Ama, castiga, cuida, condena, golpea, justifica, llora, oculta, rompe. Todo mal, todo casi bien. Y nunca se pierde de vista a la madre, sin importar lo bello o lo horrible que esté haciendo, mamá siempre está ahí.

            Como comenté en la introducción, me enamoré a primera vista de la escenografía de Magalí Acha. Un diez creativo. Y es muy interesante la apuesta de vestuario de Oti Bloch; si bien los personajes se unifican en los vestidos del título, adquieren personalidad propia a través del calzado.

            La dirección de Lamarca es sensible y eficaz, de a poco nos va introduciendo en una historia de devenir monstruoso, logrando una foto final impactante y bella; poesía del dolor y del grito liberado.

            Qué lindo haber vuelto al Border y que haya sido con “Verde agua”.

           

Alberto Maffía,

para “AM CRÍTICA TEATRAL

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