“Volvió una noche”, de Eduardo Rovner. Dir. Dora Milea /
Patricia Palmer.
En
Teatro Picadilly (Avenida Corrientes
1524– CABA) – Sábados y domingos.
por
Alberto Maffía
De madres, hijos
y gauchos
El sustantivo “madre”
a esta altura del partido y después de que la humanidad haya invertido millones
de kilómetros en tinta para tratar de explicarlo y explicarla, se encuentra
absolutamente fuera de discusión: una madre es una madre y punto. Y si a veces uno
siente que el ser que te dio la vida te está demasiado encima y ya no es que acompaña tus pasos sino que directamente te hizo upa y empezó a caminar tu vida
con vos a cococho porque ella lo hace mejor y sabe, recordá que una madre nunca
es tóxica, a lo sumo, es “excesiva” o “abundante”. Sino pregúntenle al Manuel
de “Volvió
una noche” qué opina sobre el hecho de que Fanny, la mujer que lo dio a
luz, esta vez vaya más allá del sacrificio emblemático de dar la vida por su descendencia
y realice el camino inverso volviendo de la muerte para tratar de ayudarlo; esta auténtica madre excesiva todavía tiene mucho para decir,
cocinar, bailar y hacer reír.
Manuel visita a su madre en el cementerio judío y le
cuenta que se casará en tres días por lo que ella, impactada por la noticia,
decide volver de la tumba para evitar el casamiento.
El texto de Rovner es maravilloso; en tono de comedia muy
efectiva, transita temas dramáticos y universales. Y así Fanny estará
preocupada por el poco apego a la tradición que demuestra su hijo, mientras que
Manuel transitará el amor y encarará el desafío de ocupar el rol paterno en la
figura del hijo de su pareja. Y así transcurre también a lo largo de la puesta
un poco de tango, amistad, vocación, y hasta hay lugar para un nostálgico homenaje
a la época dorada del cine de proyección, ese tiempo en el que uno se internaba
en las cuatro cuadras de la porteñísima calle Lavalle para ver los mejores
estrenos en descomunales salas de mil quinientas butacas y gigantescos carteles
publicitarios.
A Patricia Palmer ya la hemos visto en el papel de madre
abnegada y le sale de maravillas; en esta creación superadora redobla la
apuesta y toma el desafío de encarnar un personaje que vuelve de la muerte para
guiar y contener a su hijo, transformándose así en una suerte de Beetlejuice maternal que no para de
arrancar carcajadas y, de a ratitos, también conmover. Dan Breitman se luce en
su papel de hijo que se debate entre el mandato y el camino propio. Luciana
Ulrich Cárpena aporta picardía y belleza jugando exquisitos pasos de comedia.
Marcelo Sein apuesta a la comedia más física con muy buenos resultados.
En otra muestra de maestría dramatúrgica, de forma casi
inexplicable pero completamente verosímil y convincente, el genio de Rovner
consigue introducir al personaje histórico del Sargento Chirino, asesino de
Juan Moreira allá por 1874, en esta comedia situada a finales del siglo XX, situación que Ramiro Ayala aprovecha para crear un personaje potente y lleno de
humor.
Excelente dirección de Dora Milea y Patricia Palmer,
quienes encuentran y marcan los momentos justos de la risa y lo grotesco, amalgamados
a lo reflexivo generando varios clímax más íntimos y sentimentales.
“Volvió una noche” es una joya de la
dramaturgia nacional estupendamente interpretada.
Duración: 90´.
FICHA ARTÍSTICA
Autor
Eduardo Rovner
Dirección
Dora Milea –
Patricia Palmer
Elenco
Patricia Palmer
– Dan Breitman – Luciana Ulrich Cárpena
Marcelo Sein – Matías Lodeiro – Verónica
Bonino – Eduardo Santamaría – Ramiro Ayala
Alberto Maffía
para “AMC CRÍTICA TEATRAL”
https://amcriticateatralbaires.blogspot.com
contacto: escenateatro73@gmail.com
instagram: @amcriticateatral
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