lunes, 21 de diciembre de 2020

"Vacío", de Diego Sebastián Oria y Jorge Soldera

 Obra: “Vacío”

Calificación: MUY PERO MUY BUENA

Libro y letras: Diego Sebastián Oria

Música original: Jorge Soldera

Coreografía: Juan José Marco

Producción general: Punta Orilla Contenidos.

Dirección: Diego Sebastián Oria

Sala: “Centro Cultural San Martín”, Sarmiento 1551 – CABA.

Duración: 70 minutos

Elenco: Virginia Peroni, Emiliano Giannotti, Maribel Khazal y Gustavo Viñes.

 

            Los mundos de Diego Sebastián Oria siempre sorprenden; te pueden sumergir en un inframundo donde la Parka reina o en una tierra maravillosa repleta de personajes friki. Esta vez el notable dramaturgo llegó al espacio y el futuro y los plagó de internautas, unicornios, hackers y robots (en realidad sólo uno y de cincuenta centímetros). Jamás una distopía fue tan hermosa.

            Año 2050. Luego de la quinta pandemia, el aire que respiramos ya no es gratis. Cuatro internautas viajan al espacio con una misión: crear nuevas posibilidades de vida. “Vacío” se convierte así en una alternativa tan absurda como existencial en un mundo subyugado por falsos sentidos donde los seres humanos carecen de un norte en común.

            Virginia Peroni, Emiliano Giannotti, Maribel Khazal y Gustavo Viñes dejan todo en escena: saltan, corren, juegan, cantan, tienen sexo, persiguen unicornios, se llenan de colores y, por sobre todo, conmueven. La obra tiene varios clímax muy introspectivos y ellos los ejecutan con veracidad y sencillez arrolladoras. Ayuda a este blanqueo existencial que tiene cada protagonista, un jugo desinhibidor de emociones que beben por error… Un “jugo desinhibidor de emociones”… brillante, brillante, brillante… El cosmos de Oria es inmenso y carece de límites creativos.

            Las canciones son algunas bonitas y otras bellas, sobre todo si las canta Virginia Peroni. Los momentos musicales son, tal vez, los espacios más sensibles del espectáculo; música conmovedora compuesta y a cargo de Jorge Soldera y letras del mismo Oria. Cada tema desnuda el alma de los personajes y sirve de monólogo interno para vislumbrar sentimientos. La pandemia es sólo el marco de esta historia que nos habla de las personas y sus miedos y soledades, producto y en parte de la falta de comunicación.

            El vestuario y el maquillaje son perfectos y nos remiten a la estética espacial de las series americanas de los sesenta. La escenografía de Walter Valli es acotada, justa y sobria; expresa muy bien lo que tiene para contar y es muy funcional. La coreografía de Juan José Marco es dinámica y lúdica y encaja sólidamente con el estilo del director general; el trabajo de Marco siempre es un lujo.

            Terminó la obra, saludaron los actores, el compositor, el director… y me fui de la sala con la prueba irrefutable de que la obra es imperdible e imprescindible: los setenta minutos se me pasaron volando, me reí mucho, lagrimee un par de veces, y en la parada del colectivo me encontré tarareando “como una naaave al vaciiiiio”. Si de un musical te vas cantando uno de sus temas, todos sabemos que entonces valió la pena.

“Vacío” es realmente una joya, de esas que es muy difícil encontrar hasta en los tiempos de la vieja normalidad.

    Alberto Maffía,

para “AM CRÍTICA TEATRAL

contacto: escenateatro73@gmail.com

 

 

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