Obra: “Vacío”
Calificación:
MUY PERO MUY BUENA
Libro y letras: Diego
Sebastián Oria
Música original: Jorge
Soldera
Coreografía: Juan José
Marco
Producción general:
Punta Orilla Contenidos.
Dirección: Diego
Sebastián Oria
Sala: “Centro Cultural
San Martín”, Sarmiento 1551 – CABA.
Duración: 70 minutos
Elenco: Virginia
Peroni, Emiliano Giannotti, Maribel Khazal y Gustavo Viñes.
Los mundos de Diego Sebastián Oria siempre sorprenden; te
pueden sumergir en un inframundo donde la Parka reina o en una tierra
maravillosa repleta de personajes friki. Esta vez el notable dramaturgo llegó al
espacio y el futuro y los plagó de internautas, unicornios, hackers y robots
(en realidad sólo uno y de cincuenta centímetros). Jamás una distopía fue tan
hermosa.
Año 2050. Luego de la quinta pandemia, el aire que
respiramos ya no es gratis. Cuatro internautas viajan al espacio con una
misión: crear nuevas posibilidades de vida. “Vacío” se convierte así en una
alternativa tan absurda como existencial en un mundo subyugado por falsos
sentidos donde los seres humanos carecen de un norte en común.
Virginia Peroni, Emiliano Giannotti, Maribel Khazal y
Gustavo Viñes dejan todo en escena: saltan, corren, juegan, cantan, tienen
sexo, persiguen unicornios, se llenan de colores y, por sobre todo, conmueven.
La obra tiene varios clímax muy introspectivos y ellos los ejecutan con
veracidad y sencillez arrolladoras. Ayuda a este blanqueo existencial que tiene
cada protagonista, un jugo desinhibidor de emociones que beben por error… Un “jugo
desinhibidor de emociones”… brillante, brillante, brillante… El cosmos de Oria
es inmenso y carece de límites creativos.
Las canciones son algunas bonitas y otras bellas, sobre
todo si las canta Virginia Peroni. Los momentos musicales son, tal vez, los
espacios más sensibles del espectáculo; música conmovedora compuesta y a cargo
de Jorge Soldera y letras del mismo Oria. Cada tema desnuda el alma de los
personajes y sirve de monólogo interno para vislumbrar sentimientos. La
pandemia es sólo el marco de esta historia que nos habla de las personas y sus
miedos y soledades, producto y en parte de la falta de comunicación.
El vestuario y el maquillaje son perfectos y nos remiten
a la estética espacial de las series americanas de los sesenta. La escenografía
de Walter Valli es acotada, justa y sobria; expresa muy bien lo que tiene para
contar y es muy funcional. La coreografía de Juan José Marco es dinámica y
lúdica y encaja sólidamente con el estilo del director general; el trabajo de
Marco siempre es un lujo.
Terminó la obra, saludaron los actores, el compositor, el
director… y me fui de la sala con la prueba irrefutable de que la obra es
imperdible e imprescindible: los setenta minutos se me pasaron volando, me reí
mucho, lagrimee un par de veces, y en la parada del colectivo me encontré tarareando
“como una naaave al vaciiiiio”. Si de
un musical te vas cantando uno de sus temas, todos sabemos que entonces valió
la pena.
“Vacío”
es realmente una joya, de esas que es muy difícil encontrar hasta en los tiempos
de la vieja normalidad.
Alberto Maffía,
para “AM CRÍTICA TEATRAL”
contacto: escenateatro73@gmail.com
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